Caminos del agua siguiendo el Arlanzón

El río es el trazado líquido que articula el desarrollo de la ciudad. Controlarlo, cruzarlo e integrarlo son sucesivas dinámicas que a lo largo de la historia lo han ido convirtiendo en una arteria de vida que reúne en sus orillas a los burgaleses y que enlaza dos extremos de singular valor artístico: a un lado la Cartuja, al otro, Las Huelgas.

1. REAL SITIO DE LAS HUELGAS
En el extremo occidental de la ciudad, al sur del Arlanzón, se encuentra el Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas. Fue fundado por el rey Alfonso VIII y su esposa Leonor de Plantagenet con la finalidad de que fuera un monasterio de monjas y panteón real, y pronto se convertiría en uno de los monasterios más importantes de Castilla. Su abadesa gozó de gran poder civil, eclesiástico e incluso tuvo autoridad jurisdiccional, sólo rendía cuentas ante el Papa y el Rey. Al monasterio podía accederse por el puente Malatos, por donde los peregrinos cruzaban en su camino hacia Santiago. El conjunto estaba formado por el monasterio y el Hospital del Rey, unidos por una gran finca conocida como El Parral.

2. PARQUE DE LA ISLA
Conocido en el siglo XIII como paseo de los Lavadores, posee una su rica variedad botánica y un armonioso diseño de corte romántico. El parque, cuenta con una magnífica colección de casi un centenar de especies vegetales y además, a lo largo de todo el paseo se sitúan varios monumentos de gran belleza.
Al lado del paseo se erige el elegante palacio de la isla, de estilo romántico-neogótico,y que es actual sede del Instituto Castellano-Leonés de la Lengua.

3. PASEO DE LOS CUBOS
«El paseo de invierno”. Así se conoce también entre los burgaleses este singular paseo, ya que la protección del viento que brindan sus murallas hizo que, ya desde el siglo XIX, se le denominara con este nombre. Recorre la parte mejor conservada de las antiguas murallas medievales que cercaban la ciudad y que contaban con 93 torres circulares, “Los Cubos”, y 12 puertas. En este paseo se encuentra la puerta de la Judería, que daba acceso a la aljama, y el torreón de doña Lambra.

4. PUENTE DE SANTA MARÍA
Es un puente medieval que ha sido reconstruido varias veces a lo largo de la historia. Su última remodelación data del 2007 cuando se hizo peatonal. Es uno de los puentes más antiguos de la ciudad; el barrio de Vega con el centro histórico.
Es aquí donde, en opinión de Alejandro Dumas, “… tendrá ante usted, en primer lugar, su puerta más hermosa, monumento del Renacimiento, erigida en honor a Carlos V… Después a su derecha y a la derecha de esta puerta, verá alzarse, como dos flechas de piedra, los campanarios de esta admirable catedral, que parece colocada en el camino del viajero para iniciarlo en las maravillas que va a visitar”.

5. PASEOS DEL ESPOLÓN Y ESPOLONCILLO
Este hermoso paseo, fruto de las reformas ilustradas acometidas por la ciudad a finales del siglo XVI es el más emblemático de Burgos. A la sombra de sus frondosos plataneros se puede disfrutar de una atmósfera sosegada y agradable, especialmente en los meses estivales, y sus pintorescas cafeterías y restaurantes lo convierten sin duda alguna en el corazón de la vida de ocio burgalesa. En el extremo más meridional se encuentra el Espoloncillo, surgido a raíz de la invasión napoleónica en el siglo XVIII, que se convierte en expansión natural del Espolón, enlazando la zona del Arco de Santa María con el paseo de la Isla.

6. PUENTE DE SAN PABLO Y CORREOS
El puente de San Pablo unió durante siglos la ciudad histórica con su expansión al sur del Arlanzón, donde se erigían numerosos centros religiosos. Sobre el antiguo convento de las Trinitarias se construyó hacia 1915 el edificio de Correos y Telégrafos. A mediados del siglo XX, el puente se convirtió en una evocadora ‘’vía cidiana’’, con ocho estatuas monumentales de personajes relacionados con la figura del Cid Campeador, cuya escultura ecuestre preside el espacio previo al puente.

7. MUSEO DE LA EVOLUCIÓN HUMANA
Entre el paseo de la Quinta y el puente de San Pablo, en la margen izquierda del Arlanzón, se desarrolla un moderno y agradable paseo urbano que une el convento de San José y Santa Ana, última fundación de Santa Teresa de Jesús, y el Museo de la Evolución Humana, el auditorio y el palacio de congresos. Este paseo, rematado por estatuas y elementos que aluden a los yacimientos de Atapuerca y una fuente que juega con diferentes formas del agua, constituye una de las zonas más bonitas de la ciudad.

8. CARTUJA DE MIRAFLORES
En el extremo más al sur de la ribera del Arlanzón se encuentra la cartuja de Miraflores, un precioso monasterio de la Orden de los Cartujos concebido como el solemne cofre que custodiaba el más valioso tesoro de la Reina Isabel la Católica: El santuario de sus padres. Este bello enclave se haya enclavado en un entorno de no menor encanto: El parque de Fuentes Blancas y el paseo de la Quinta, ambas zonas verdes de gran belleza.